Por Andrés Salas
Cuautla, Morelos; 02 de Mayo 2025 – La atmósfera en la Heroica e Histórica Cuautla se ha tornado irrespirable. En los últimos meses, un manto de terror tejido por la extorsión, los secuestros y los homicidios ha cubierto la vida cotidiana de sus habitantes. El descontento es palpable, un murmullo creciente que se traduce en persianas bajas de negocios que sucumben a la presión criminal y en familias enteras que, con el corazón encogido, optan por abandonar la tierra que los vio nacer en busca de un respiro de paz.
El sector del transporte público se ha convertido en un blanco sistemático. Acorralados por la voracidad de al menos tres grupos delictivos -el tristemente célebre Cartel de Tepito, la sombra amenazante del Cartel de Sinaloa y el resurgimiento de Los Acapulcos, antes conocidos como Guerreros Unidos-, los transportistas se ven obligados a pagar cuotas a cada facción, un impuesto forzoso que asfixia su sustento y genera un clima de angustia entre los usuarios.
Los ataques armados contra las combis de diversas rutas son la cruda manifestación de este poderío criminal, sembrando el pánico en una sociedad que, lamentablemente, en su mayoría prefiere el silencio a la denuncia.
En este contexto de zozobra, las redes sociales se convirtieron en un campo de batalla. Actores políticos opositores al presidente municipal, amparados en el anonimato de perfiles falsos, orquestaron una campaña para boicotear el tradicional desfile del 2 de mayo, presentándolo como una protesta contra la creciente inseguridad. Una idea que, si bien resonaba con el sentir ciudadano, parecía teñida de una intencionalidad política evidente. Sin embargo, la convocatoria inicial no logró el eco esperado.
Fue entonces cuando un autodenominado grupo de «Auto Defensas Cuautla» irrumpió en escena, emitiendo mensajes amenazantes que advertían sobre la prohibición de entrada a rutas foráneas y anunciaban una violenta manifestación durante el desfile. Amenazas que, afortunadamente, quedaron en el vacío, revelando una estrategia clara: infundir miedo en la población.
El resultado fue un desfile desolador, quizás el más triste en la historia de Cuautla. La ausencia masiva de ciudadanos evidenció el éxito de la campaña del terror. Pero la pregunta que resuena con fuerza es: ¿la ausencia de gente en las calles ha traído consigo una disminución de la violencia? La respuesta, lamentablemente, es un no rotundo. La extorsión persiste, los actos violentos continúan y, si no se toman medidas drásticas, es probable que sigan marcando el devenir de Cuautla.
La clave para romper este círculo vicioso reside en la valentía cívica. Los cuautlenses necesitan alzar la voz, DENUNCIAR, señalar a quienes perturban su paz. Hay rumores persistentes que apuntan a la injerencia de un grupo criminal que buscaría la salida del actual presidente municipal para fortalecer su influencia a través de la oposición. Esta información, aunque extraoficial, subraya la complejidad del entramado criminal que azota la región.
Cuautlenses, recordemos el legado del General José María Morelos y Pavón. Él no se escondió ante la adversidad, sino que luchó con determinación por la libertad. Hoy, la ciudadanía tiene el deber moral de emular esa valentía, de salir del silencio y denunciar. La única forma de erradicar este cáncer es atacarlo de raíz, señalando a los criminales que, con alta probabilidad, son sus propios vecinos. No se queden callados.
Lamento profundamente la situación de quienes viven del comercio local. La ausencia de público en el desfile significó pérdidas económicas significativas para cientos de familias que dependen de la venta de alimentos, bebidas y hasta artículos festivos. Un desfile vacío dejó también vacíos los bolsillos de muchos cuautlenses.
Me despido con una frase que evoca el coraje necesario en estos tiempos difíciles, una máxima del General Emiliano Zapata Salazar: «El que no tenga miedo, que pase a firmar».
Nos leemos en la próxima columna.