El Relleno Sanitario «La Perseverancia», Una Bomba de Tiempo para Cuautla

El Relleno Sanitario «La Perseverancia», Una Bomba de Tiempo para Cuautla

Por Andrés Salas
Cuautla, Morelos; 24 de mayo 2025 – Como si fuera poco la violencia e inseguridad que se vive en la ciudad, ahora Cuautla se ahoga en el humo y la desidia. Los cuatro incendios registrados en los últimos meses en el relleno sanitario «La Perseverancia» no son incidentes aislados, sino la contundente evidencia de una gestión ambiental deficiente y un riesgo inminente para la salud y el equilibrio ecológico de la región. Lo que debería ser un centro de disposición final de residuos controlado y seguro, se ha convertido en una fuente constante de contaminación, un recordatorio abrasador de la irresponsabilidad que pende sobre la Heroica e Histórica.

No se trata de un simple descuido o un factor externo. Las autoridades y los expertos en protección civil han señalado que estos siniestros, que han provocado la suspensión de la recolección de basura y expuesto a los vecinos a gases peligrosos, no son naturales. Se presume, con fundamentos sólidos, que son provocados por la mala administración y el manejo inadecuado de los desechos acumulados. La falta de cumplimiento de normativas ambientales, como la NOM-083-SEMARNAT-2003, y la operación sin la autorización oficial requerida, son una constante en el historial de este relleno. La celda dos, clausurada en su momento, fue reabierta y utilizada nuevamente, una muestra clara de la precaria gestión que impera.

El humo negro y denso que se eleva de «La Perseverancia» no es solo una molestia visual. Es un cóctel de gases tóxicos que respiran miles de habitantes de Cuautla y municipios aledaños. La exposición a metanol, entre otros compuestos nocivos, representa un riesgo latente para la salud a mediano y largo plazo, incrementando la probabilidad de enfermedades gastrointestinales, respiratorias e incluso cáncer, como lo han advertido especialistas y reportes que datan desde hace años. La cercanía del relleno a zonas habitadas agrava la situación, transformando la vida cotidiana de los vecinos en una exposición constante a la toxicidad.

Pero la problemática no se limita al mal manejo interno. «La Perseverancia» continúa recibiendo basura de otras demarcaciones, exacerbando la ya crítica acumulación de residuos. Esta afluencia constante de desechos, sumada a la falta de capacidad y de infraestructura adecuada para su tratamiento, convierte al relleno en una bomba de tiempo. Cada tonelada extra que llega es un eslabón más en una cadena de negligencia que amenaza con colapsar el ecosistema local. El acuífero Cuautla-Yautepec ya ha sufrido contaminación por la filtración de lixiviados, un daño irreversible que compromete uno de los recursos hídricos más vitales de la región.

Es imperativo que las autoridades municipales y estatales asuman su responsabilidad con la seriedad que la situación demanda. No basta con apagar los incendios; es crucial atacar la raíz del problema. Se requiere una supervisión rigurosa del relleno sanitario, la aplicación de sanciones ejemplares a los responsables de su mala gestión y una inversión real en tecnologías y procesos que garanticen un tratamiento de residuos eficiente y sostenible. La búsqueda de un nuevo predio para un relleno sanitario, que cumpla con todas las condiciones ambientales y no afecte los mantos freáticos, es una medida urgente y necesaria que el ayuntamiento ha reconocido.

La salud de los cuautlenses y el futuro ambiental de la región están en juego. «La Perseverancia» no puede seguir siendo un símbolo de la desidia. Es tiempo de que la voluntad política se traduzca en acciones concretas que pongan fin a esta pesadilla ambiental y salvaguarden el bienestar de una comunidad que exige, y merece, respirar aire puro. La perseverancia en la inacción es un crimen contra el medio ambiente y contra la vida misma. Pobre de mi Cuautla, sin duda, nada más falta que la orine un perro.